Está claro que la desinformación nos invade. ¿Cuántas veces por un título atractivo de una noticia nos hemos dejado llevar por el impulso y presionamos rápidamente el botón de compartir? Y posteriormente nace ese sentimiento de vergüenza cuando te enteras que eso que ya está publicado en tu perfil era una mentira.
Ese acto erróneo que se ejecuta en sólo 3 segundos tiene su explicación: en medio de tanta información que consumimos al día, nuestro cerebro busca la vía más rápida aunque sesgue datos importantes en el camino en el camino. Y ya hice un spoiler, a esto se le llama sesgo cognitivo.
Habrás notado alguna vez, por ejemplo, cuando hay un resultado ganador de una encuesta que sus números aparecen en verde mostrando su superioridad frente a la otra opción, pero no notaste que la muestra de esa encuesta era de sólo 100 personas con alta probabilidad de seleccionar la opción ganadora.
Porque a los sesgos cognitivos hay que sumarle las falacias estadísticas, y te aseguro que estos dos aspectos en conjunto pueden ser más peligrosos que tu ex.
Aclaro que los ejemplos mostrados en este artículo no busca señalar a los medios de comunicación que cometieron estos errores de “impostores”, debido a que también se entiende que pueden ser equivocaciones por parte de las personas encargadas de mostrar la información.
Para no dejarte engañar, es importante educarte sobre cómo te han engañado. Acá las falacias estadísticas más comunes:
La falacia más común y usada en medios de comunicación. Según lo que se ve rápidamente, en ese periodo de tiempo el 11 de julio fue el día donde hubo mayor número de muertes.
Pero detente a mirar los números, ¿Concuerdan con la gráfica?
Claro que no. Hay un error en la visualización que hace confundir al espectador sobre en cual fecha se produce el pico de muertes.
Siempre hay que identificar las etiquetas de datos en gráficas que muestren cambios de números en un tiempo determinado, todo para saber si realmente concuerdan con la visualización realizada.
Supongamos a un director comercial que dice con orgullo que creció un 50% en ventas este mes. Pero al revisar bien los datos, por más que creció, solo cumplió un 15% de la meta estipulada de ventas. Automáticamente se derrumba el pedestal.
En este caso de porcentajes confusos, hay que tener ojo crítico en el valor total al que se refiere ese porcentaje o con qué otro valor se está comparando (como en el ejemplo que se refería a un crecimiento).
Ten en cuenta que esta falacia también aplica para descuentos y ofertas.
Según una encuesta, el 20% de la población de Latinoamérica recomiendan este artículo.
La muestra estaba compuesta por 5 amigos míos de Colombia y Perú, donde sólo una persona afirmó que lo recomendaba. Un total engaño.
El tamaño de la muestra y sus datos demográficos (edad, lugar en el que se hizo la encuesta, entre otros factores que influyan) son cruciales para saber si la información confiable es brindada o no. Generalizar datos por una muestra no representativa es un grave error.
Porque los objetos o información que resalta y se diferencia tiende a llamarnos más la atención y nuestro cerebro automáticamente omite o pasa de largo lo que nos interesa y es algo demostrado dentro del campo del neuromarketing. Pero con las 3 falacias anteriormente expuestas ya saben que no hay que dejarse llevar por un dato que resalte.
Acá pueden informarse un poco más sobre los sesgos cognitivos.
Esta vista contra datos engañosos se va desarrollando con el tiempo.
Cada vez que se reluzca un dato estadístico, cuestiónese, piense qué dato o contexto puede estar faltando.
Tags: